domingo, 20 de abril de 2014

Dime lo que piensas y te diré quien eres...

Continuamente nos movemos en una sociedad configurada y programada para percibir lo evidente, lo aparente, lo medible... todo lo demás no es lo suficientemente importante, porque no es objetivo, porque no es contrastable. Nos entrenan para observar lo que literalmente son capaces de captar nuestros sentidos porque lo demás es todo relativo, es todo muy interpretable, y claro... nos alejaríamos de la verdad, ese supuesto universal solo al alcance del microscopio electrónico y los satélites de la NASA.

Nos movemos por el mundo y nos relacionamos con los demás teniendo en cuenta lo que se dice, lo que escuchamos, lo que se hizo, lo que vimos...porque si ya entramos a describir lo que sentimos parece que la cosa se complica... y más vale dejarlo ahí no vaya a ser que nos metamos en un jardín innecesario dentro de un realidad tan "clara" y contrastable...


Y obviamente, bajo este supuesto, nos entrenan en las escuelas en el "método científico", método "sólido" donde los haya y compañero de viaje inseparable si queremos ser "alguien" en la vida, si queremos tener credibilidad cuando hablamos, si queremos ser tomados en serio. Deseamos convertimos en buscadores de la "verdad" y en detectives de las evidencias, porque claro está,  aquello que pensamos, interpretamos y deducimos... es algo mucho más trivial, más de andar por casa, sería "comerse el coco" sin necesidad ninguna... solo vale la pena analizar la punta del iceberg, todo lo demás de poco importa...¿verdad?

Pero la cosa se complica cuando 2+2 no salen 4... la cuestión se tuerce cuando a pesar de ser consecuente con lo que nos dijeron, con lo  que vimos, con lo que nos aseguraron las evidencias...  no obtenemos el objetivo deseado.. y decimos: "no lo entiendo, si te juro que me dijo que no le importaba, si te juro que lo veía entrar siempre con una sonrisa, si te aseguro que yo le dije que lo quería....aunque ahora que lo pienso... y si te digo la verdad... yo sentía que las cosas no iban como antes...yo tenía la sensación de que la relación no fluía.. pero claro para que me iba a comer la cabeza si todo iba bien..."

Y claro en este mundo de apariencias parece que el "leer entre líneas", el interpretar, el dedicar un tiempo analizar tu realidad más allá de lo que captan tus sentidos, es cosa solo de filósofos, de ratones de biblioteca y de gente rara. Es curioso porque muchos de los que piensan así, te dicen: "hombre yo aparentemente estaba bien... pero tú no sabes de la misa la mitad... porque la procesión va por dentro...". Por tanto, son capaces de identificar en ellos "conductas observables" que no se corresponden con sus verdaderas emociones y sentimientos pero les parece extraño el "otro mundo" y no se molestan en intentar observar una realidad más profunda en los demás y en sí mismos.

Porque nuestras conductas no son más que el pequeño reflejo de un mundo de pensamientos, sentimientos y creencias, de un mundo tremendamente complejo e interpretable. Cada uno de nosotros ante la misma película, el mismo partido, la misma conversación somos capaces de generar realidades, recuerdos e interpretaciones infinitas. Nuestro cerebro percibe por segundo miles de estímulos simultáneamente  y cada uno de nosotros ignoramos o le damos importancia a unos u a otros, en función de nuestra historia de crianza, en función de nuestro estado de animo, en funcion de nuestros miedos y motivaciones, etc,  elecciones sin duda condicionan nuestras interpretaciones, intrepretaciones de las que se nutren nuestras conductas, nuestro carácter, nuestra manera de relacionarnos con los demás, etc.

Muchos de estos procesos son inconscientes, pero el resultado de los mismos y la mayor parte de nuestros pensamientos sí que podemos ser capaces de identificarlos,  analizarlos y modificarlos si le prestamos la atención deseada. Y les aseguro que no perderemos en absoluto nuestro el tiempo si nos dedicamos algunos minutos a nosotros mismos, a ser más conscientes de qué nos decimos, a permitirnos ir un poco más allá de nuestras simples conductas, a  plantearnos más "porqués" , algunos "para qué", al fin y al cabo a entendernos más y replantearnos de vez en cuando nuestro camino...


El 99.9 % de nuestros errores y aciertos han nacido de pensamientos, surgen de esos "embriones" que a veces ni nos damos cuenta que habitan en nosotros, pero que condicionan enormemente nuestras acciones, nuestros diálogos, nuestras relaciones...porque estos embriones pueden ser tanto semillas de éxito como verdugos de dolorosas condenas...y como todo embrión, se alimenta de lo que le proporcionamos, del alimento que le damos...

Cuenta una historia india, culturas forjadas en tierra de lobos, que un buen día un joven de la tribu un algo desorientado  se dirigió al sabio del poblado para preguntarle nada más y nada menos que ¿cual era el secreto de la felicidad?. El sabio, ante tan trascendental pregunta, contestó que dependía de una lucha de lobos... una lucha entre dos seres muy poderosos, uno que representa las emociones negativas, que ejendra sentimientos tan dañinos como la envidia, el rencor,  los celos, la codicia... y el otro que defiende con uñas y dientes valores como la bondad, la comprensión, el perdón, la compasión... Ante tal planteamiento el joven preguntó entusiasmado y expectante: ¿y quien ganará?... a  lo que contestó el sabio: el que alimentes mejor...

Reflexiona cual de los dos lobos recibe más alimento por ti, cual cada día es más poderoso,  porque tal y como reza este artículo: "Dime lo que piensas y te diré quien eres..."




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